Tarde varios años en decidirme a tener un hijo. No me detenía el miedo, estaba con alguien que amaba y que me amaba, sabía que lo nuestro era verdadero, pero estaba algo decepcionada del mundo. Tanta porquería, tanta corrupción por todos lados, tanta contaminación, tantas cosas malas, veía las noticias todos los días y estaba convencida de que este mundo era un porquería y que no traería a un ser inocente a este mundo a sufrir. Pensaba además que la vida es injusta y por eso menos quería un hijo. Así me encontré con un grupo que hablaba de la auto extinción humana y tenían (según yo) muchos argumentos sólidos para no tener hijos. Lo decidí no tendría hijos nunca.
Momento, no, no me mordí la lengua, me mordí los pensamientos y me mordí hasta el alma, soy mamá de dos niños hermosos, mi vida cambió tanto, y aunque mi cuerpo cambio mucho en el embarazo, mi corazón fue lo que más cambio, estaba convencida en seguir trabajando y dejar a mi niño en una guardería, estaba decidida a que mi carrera profesional no se detuviera, pero entre más crecía mi súper panza más crecían mis miedos, tenía tanto miedo a equivocarme, miedo de dejar solo a ese niño que ya había soñado que tendría, y bueno un día como hoy hace ocho años las contracciones me pararon de la cama, tenía cita en el hospital a las 8:00 de la mañana para mi cesárea programada, pero a media noche ya no aguantaba el dolor, estaba sentada al pie de la cama aguantando cuando en un pequeño grito de dolor despertó a mi esposo, contó el tiempo de las contracciones, le hablo a la que era nuestra doctora y nos mandó al hospital, recuerdo que mi vanidad me hizo decirle "ok, deja me baño" y ahí estaba yo, bañándome para ir a recibir a la personita que cambiaría mi vida en tantos aspectos.
Un niño hermoso que me llena de alegría con una mirada, que me enoja tanto con algunas actitudes y me hace practicar mi paciencia a un grado que no conocía, una sonrisa que adoro y que alegra mis días más nublados, unos chinos alborotados que me enamoran, un niño que me reta a cada instante, que me ha sacado lagrimas y que me ha dado unas grandes satisfacciones, sigo teniendo miedo, hoy más que nunca, pero trato de que ese miedo no me paralice y que ese miedo no me detenga para hacer cada día lo mejor para dejar un gran ciudadano a este mundo, me sigue llenando de miedo dejar a este niño indefenso en este mundo lleno de maldad, pero cada día vemos las cosas buenas de la vida, conocemos buenas personas, cada día descubrimos que sigue habiendo grandes razones para vivir en este mundo, que podemos seguir creciendo como humanidad, que si le damos valores a nuestros hijos podremos contribuir a un mundo mejor. Si, sigo teniendo miedo de equivocarme también, de hacerlo mal como madre, cometo muchos errores que trato de enmendar, reconocer que no soy perfecta y que estoy aprendiendo en esta difícil labor de ser madre.
Hoy mi niño cumple 8 años de alegrarme y llenarme de amor, hace más de 8 años un niño creció en mi panza y en mi corazón. Felicidades al niño lindo de mis ojos y de mi corazón.