viernes, 30 de marzo de 2012

¿Manejar o no manejar?

La pregunta es respecto a manejar un vehículo, llamado comúnmente coche, automóvil o bien camioneta. En este momento de mi vida mi respuesta surge rápido y fácil, POR SUPUESTO QUE SI, manejar es indispensable y necesario, al menos así lo veo, después de estar negada a manejar por casi 12 años, sin contar el poco tiempo que maneje mientras vivíamos en Mérida, por fin me decidí a manejar. Me senté a reflexionar sobre los pros y contras de manejar en una gran ciudad, surgieron mil dudas, que yo misma me contestaba, ya había pasado por el proceso de que mucha gente me insistiera en volver a manejar, sobre todo después de tener a mi hijo pequeño, pensé en la comodidad que brinda el salir en coche propio, me preocupe por la contaminación, pero después de todo no saldría tanto, así que lo decidí, volveré a manejar, sabía que tenía una gran responsabilidad, al manejar y no ser precavido (reflexionaba), puedo perder la vida o provocar un accidente. Tenía que ser muy precavida... (y lo seré, estaba convencida). 

Tenía muchos nervios, pensaba en los mil accidentes que pueden ocurrir y que ocurren a diario, leí que en México la segunda causa de horfandad son precisamente los accidentes automovilísticos, busque una escuela de manejo que tuviera experiencia, a pesar de tener mi licencia de manejo y un vehículo propio, no me sentía segura, así que preferí tomar un curso, la escuela que busque fue una donde se especializaran en personas nerviosas como yo. Me inscribí a mi curso e inicie la semana muy bien, algo nerviosa pero efectivamente sus instructores están capacitados para hacerlo sentir a uno bien, tranquilo y con confianza. Mi instructor era un joven de a penas 22 años, como no tengo prejuicios en ese aspecto no me importo su edad, no le dije que ya había manejado, esperaba que me enseñara todo como si fuera mi primera vez y así fue. Mi instructor me dijo que estaba aprendiendo muy rápido y al segundo día ya había hecho un largo recorrido en el coche de la escuela, para el tercer día ya me sentía completamente dueña de la situación y salimos a varias avenidas principales sin ningún percance, estaba tan contenta que cuando llego mi esposo y aprovechando que mi pequeñito dormía y mi mamá se encontraba en casa salimos juntos, me lo lleve en el coche y me felicito, estaba muy feliz. La estacionada me dio un poco de miedo, no quería golpear los otros vehículos, y por supuesto tampoco quería golpear mi coche, precisamente por ese miedo que tenía mi esposo me pidió que tomara otro curso en la misma agencia pero que ahora fuera en mi coche, yo acepte y me comunique para iniciar cuanto antes, usualmente mi esposo usa el coche, pero me dejo manejarlo un poco esos días y lo dejo en casa para que pudiera practicar en las mañanas, mientras mi hijo estaba en la escuela, llevaba dos semanas manejando en la mañanas pero necesitaba más práctica y es cierto que me sentía mejor acompañada. 

Así inicie otra semana emocionada por continuar manejando, al principio quise mantener todo medio en secreto, pero para el fin de semana ya les había contado a todos mis avances, los que manejan me decían que siguiera practicando y poco a poco iba a adquirir experiencia, que después no iba a soltar el coche, entre otras frases motivacionales, en el pasado me había convencido que no lo necesitaba, el transporte público y por supuesto los taxis eran mi gran ayuda, sin embargo después de algunas malas experiencias al viajar con mi pequeño hijo quería continuar manejando y llevarlo a todos lados. 

Bromeaba con mi esposo diciendo que me compraría un abono para Six Flags y nos escaparíamos cada semana, salí con mi acompañante a algunas avenidas principales de la ciudad, como llevábamos haciendo las últimas veces, ejes viales, viaducto, circuito interior, calzada de Tlalpan, división del norte y periférico sur, justo ahí fue que todo paso... circulaba a baja velocidad por los carriles centrales, en el carril de la derecha, aproximadamente a 50 kilómetros por hora, me faltaba poco para llegar a la avenida insurgentes, de pronto un camión invadió mi carril, mi acompañante que hasta ese momento se había comportado tranquilo y con voz calmada, me grito "Frena, frena", yo frene, pero el camión ya se había metido y nos había golpeado, la llanta trasera del camión golpeo mi puerta y se atoro en ella, a pesar de que al frenar hice alto total seguíamos avanzando y como mencione antes, al ir en el carril del lado derecho había arboles del lado derecho, no entendía porque no nos deteníamos, mis manos seguían aferradas al volante e intentando esquivar los arboles y desprendernos del camión, no pudimos hacerlo, fue hasta que llegamos a una incorporación de la lateral al carril de alta que el camión nos "soltó" y quedamos ahí varados, encima del camellón, con el coche destrozado, nerviosos y enojados. 

Mil cosas pasaron por mi cabeza mientras el camión me arrastraba, por momentos sentía que se iba a caer encima de nosotros, pensé en mi hijo, en mi esposo, por un instante creía que moriría ahí y no los volvería a ver nunca, también pensaba "Qué le pasa a este señor?? por qué no se detiene??", cuando todo acabo comprobé que aun existe gente buena, una señora se detuvo en su camioneta para preguntarnos si estábamos bien, una patrulla llego un minuto después, un taxista le dijo a la patrulla que el camión había tenido la culpa, gente se detuvo a apoyarnos, tristemente comprobé que los accidentes ocurren aunque uno sea precavido, me baje temblando del coche, trate de tranquilizarme, tenía ganas de llorar, de gritar, vi nuestro coche destrozado de ambos costados, dos llantas ponchadas, di gracias a dios por seguir con vida.... El conductor del camión bajo y se dirigió a mi, estaba enojada, quería gritarle, golpearlo, vi su cara un poco asustado, resulta que el camión que manejaba iba lleno de niños de una escuela, precisamente iban de excursión a Six Flags, eso lo supe después, entendí esa expresión... Me pregunto si estábamos bien (cómo vamos a estar bien después de esto), no le conteste, estaba muy molesta, se acerco más y me dijo "Señorita perdóneme por favor, no la vi" (no podía creer que no me haya visto y en ese instante estaba tan enojada que no pude perdonarlo).... Los policías se retiraron no sin antes dejarnos su número telefónico, dijeron que cualquier apoyo que necesitáramos ellos regresaban... 

Después paso lo que ocurre en estos casos, hablar al seguro, esperar, esperar, esperar, llega el seguro, esperar, esperar, esperar, una grúa, esperar, esperar, esperar, tardamos mucho, en el inter le hable a mi mamá para que pudiera ir por mi hijo a la escuela, primera vez que me es imposible ir por él, pensé en mi esposo, en la confianza que me había dado, sentí que lo había defraudado, y todavía faltaba más... 

Al irse la grúa con el coche tomé un taxi para mi casa, sólo pensaba en abrazar a mi hijo, y eso hice, estuve mal, no acudí a una revisión médica, lo deje para el día siguiente, me tomaron rayos x, el doctor declaro que tengo un esguince de segundo grado, me mandaron medicamentos para el dolor, para desinflamar, pomadas y un collarín, eso no me duele tanto, el problema es que me prohibieron cargar a mi hijo.... él y yo jugamos tanto, me encanta bailar con él en mis brazos, a pesar de sus 17 kilos, ponemos unas canciones y nos carcajeamos mientras intento enseñarle a bailar, también jugamos otras muchas cosas que ahora no podremos hacer, al menos no en los siguientes días... 

Y así sigue mi vida, deseando que estos días pasen pronto, viendo como mi hijo es comprensivo y no llora a pesar de que no lo puedo cargar, ver que cuento con el apoyo de mi familia, aun en la distancia y contar con mi mamá que ha sido mi gran apoyo en estos momentos. 

Ahora, después de algunos días en que al principio seguía enojada, frustrada, triste, que me sentía impotente por tener que depender de alguien más, yo tan acostumbrada a hacer todo sola... Ya me siento mejor, ya quiero que nos digan si nos entregaran el coche o no, y cuando, la verdad quiero seguir manejando, tristemente me paso esto, no sé porque me paso, pero estoy lista para seguir adelante, no dejaré de manejar, esto no me va a detener, creo que en este instante lo que más me duele es que nunca le pude decir al señor que lo perdonaba, mientras estuvimos ahí me dijo varias veces que lo perdonara y me lo pidió por favor, yo sólo lo volteaba a ver con una media sonrisa en mi rostro, más bien una mueca, pero jamás le dije que si, mi enojo era más grande.... El chofer del camión afirma que otro coche se le metió a él, que se quiso hacer a un lado y que no me vio, que por eso me golpeo, le quiero creer, pero me da coraje que por un imprudente que al final se fue, yo haya salido lastimada, que no tenga coche, que ese señor no sé como le vaya a ir en su trabajo, tal vez lo corran, no lo sé, muchos niños asustados, ahora veo las cosas diferentes, los que me conocen saben que siempre trato de ser positiva y de pensar que todo ocurre por una razón, pero hasta ahora no encuentro la buena razón para que esto me haya pasado. 

Todavía muy adolorida y pensando en mil cosas de la vida los dejo y les mando un beso. Mil gracias por leer. 

jueves, 15 de marzo de 2012

Onicofagia, mi hijo ya NO se come las uñas...

Como lo platique hace algún tiempo en mi entrada de "Onicofagia: Mi hijo se come las uñas", ahora les tengo la muy buena noticia de que él ya NO se come las uñas.

Nunca quise verle las manitas como se ven en las fotos todas maltratadas y hasta ensangrentadas, efectivamente tenía una ansiedad que no encontraba su causa, la verdad no encontré la causa, con un niño que no habla resulta complicado saber que lo esta angustiando, fue un proceso largo y aunque al principio caímos en situaciones de enojo, tal vez en algún grito, en un quitarle la mano de la boca, es aferrarnos a la mano porque él se aferraba también a querer introducirla en su boca y arrancarse las uñas, fueron los consejos que publique en esa entrada los que nos ayudaron.

Les resumo lo que hicimos:

1) Aceptamos que nuestro hijo NO tenía que comerse las uñas, que era algo que no estaba bien, que había una razón del porque lo estaba haciendo y que teníamos la obligación y la responsabilidad de hacer algo para que esa actitud cambiara.

2) Quitamos el enojo, los gritos, el querer quitarle la mano y también quitamos de nuestra cabeza esos consejos que nos decían "Ponle chile" y cosas por el estilo. (después de todo nosotros no creíamos en castigos, golpes o cualquier tipo de sufrimiento, como enchilarse, para acabar con esta manía).

3) Observamos en que momentos se comía más las uñas, descubrimos que lo hacía cuando veía la televisión (sobre todo), pero también en momentos en que estaba sin hacer nada. 

4) Todas las veces del día que fuera necesario hablábamos con él sobre las consecuencias de comerse las uñas, utilizamos diversas frases, entre ellas: "mi amor eso no esta bien", "comerse las uñas hace que tus manitas se vean feas", "a Mamá no le gusta que hagas eso", "te puedes lastimar", etc. 

5) Le mostramos fotos de las manos de niños que se las comían. 

6) Como no funcionaban mucho las frases de "no lo hagas", intentábamos que tuviera ocupadas sus manos cada que lo veíamos meter su manita a la boca, jugábamos con él, le poníamos un juguete en cada mano, una pelota, un coche, lo que fuera que lo llevará a distraerse en ese momento y olvidarse de llevar su manita a su boca. 

7) Algo que hicimos y que no creo que haya sido lo mejor, fue ocupar sus manos con su lechita o bien buscábamos que comiera algo para que dejara de comerse las uñas, pienso que eso no fue tan bueno porque si algo estaba provocando su ansiedad estábamos cubriendo esa ansiedad con comida, me preocupo que pudiéramos ocasionarle un trastorno alimenticio o algo parecido, así que preferimos dejar a un lado este punto. 

Estas fueron nuestras acciones y nos funcionaron, al menos por el momento, llevamos un mes sin que se coma las uñas y ahora tengo que estar cortando sus uñas mínimo una vez a la semana, siento que le crecen bien rápido y no quiero que se rasguñe. 

Mi hijo ha aprendido que las uñas deben ser cortadas, él me da su manita y le compramos un cortauñas muy bonito en forma de pingüino de la marca titania, cuando le corto las uñas le digo que el pingüino come-uñas tiene hambre y que lo vamos a alimentar, él ser ríe y es divertido, no es un momento difícil.  

Después de mi sufrimiento porque se comía las uñas ahora estoy feliz. 

Mil gracias por leer, les mando un beso. 





lunes, 12 de marzo de 2012

No más verduras!!!

Tristemente eso es lo que parece gritar mi hijo, recuerdo que estaba encantada con la forma en que mi hijo había aceptado las verduras y la manera en que las comía, hasta me sentía orgullosa de gritar a los cuatro vientos que mi hijo amaba mi sopa de verduras, eso si nunca ha gustado de las verduras crudas, no lo hizo antes y no lo hace ahora. 

Su amor por la sopa de verduras duro muy poco, ahora no la quiere, la escupe e incluso la lleva a su boca y después a llegado a vomitar, en ocasiones he pensado que él mismo se provoca el vomito para que su mamá no le insista en comer esa sopa (al menos eso me dice todo mundo, que ya me tomo la medida, etc.), efectivamente llegue a pensar que mi pequeño finge su agonía con las verduras a fin de irse a comer otra cosa, porque eso si, tiene preferencia por comer algunas cosas que no entiendo, como el huevo revuelto, lo adora, cada que tiene hambre quiere un huevo, pero obviamente su mamá no lo quiere llenar de huevo, así que intenta darle otros alimentos, en general no hay tanta queja, se come un buen trozo de pescado, le encanta el pollo, le gustan las tortillas de maíz, come espagueti y otras pastas, con las frutas tampoco tenemos mucho problema, pero las verduras no las quiere, ni en caldo, ni fritas, ni al vapor, ni con mantequilla, ni con sal y limón, ni con nada... Bueno eso creía yo, que con nada, pero hay una forma en que ha aceptado las verduras, si, cómo no se me había ocurrido antes, verduras con huevo. 

Al principio me costo creerlo, pero lo intente, probé un huevo revuelto con una papa rallada, tipo tortilla española y la devoro, después huevo con zanahoria rallada y también se acabo, ahora ya intente huevo con calabaza rallada, huevo con germen de alfalfa, y también son de su agrado, no he logrado que coma huevos con chicharos, ni huevos con ejotes, pero seguiré experimentando y ya les platicaré como nos va en esta nueva aventura de huevos con verduras. Aunque además de los huevos con algunas verduras he probado algunos otros experimentos que parecen estar funcionando bien. Estos son unos ejemplos:


Simplemente hacer una cara feliz con ketchup en su plato de huevos con jamón.



En vista de su gusto por el pollo le preparo una ensalada de pollo deshebrado con zanahoria rallada, algo de mayonesa, la mostaza que le encanta y arroz.


El pescado se lo doy acompañado de algunas de sus frutas favoritas, como no le gustan las ensaladas crudas de verduras se lo acompaño con frutas.


Este es un omelet de calabaza con caldillo de jitomate que se lo devora, eso si el queso oaxaca derretido es para mi porque él no quiere el queso en ninguna de sus formas.


Ya sé que los niños tienen etapas y que un día les gusta una cosa y al siguiente cambian de opinión, pero uno como mamá quiere que sus hijos estén bien alimentados y claro que les gusten y disfruten las verduras, por el momento ya encontré una forma en que coma algunas verduras. 

Espero que siga funcionando y que poco a poco las siga aceptando y les encuentre el gusto, muchas gracias por leer, como siempre les mando un beso.