sábado, 23 de septiembre de 2017

Escribiendo para sacar mi miedo...

Es difícil animarse a escribir, pero en algún momento es la única catarsis que queda por hacer, y es que el ambiente esta cargado de miedo, de angustia, de llantos, a pesar de que parece ser que lo peor ha pasado, aún así se sigue sintiendo un desazón que oprime el pecho y nos hace cuestionarnos tantas cosas, sentir de pronto que estuvimos cerca de la muerte, preguntarte que cosas relevantes has hecho a tus casi 42 años y darte cuenta que lo único valioso que tienes son tu par de hermosos hijos, saber que por ellos debes ser fuerte, saber que te corresponde ser su pilar y sostén en estos momentos, cargarte de fortaleza y seguir, decirles que "Todo va a estar bien" mientras por dentro piensas "Pudimos haber muerto", escribirles a tus mejores amigas para decirles que si vuelve a temblar sin que exista de por medio una alarma sísmica y si no logras bajar y tu edificio se cae te busquen en donde serían los pies de tu cama, que buscaras hacer el triángulo de vida ahí con tus niños, dormir juntos, tener miedo de bañarte, justo el día martes me tocaba teñirme el cabello, ahora las canas siguen creciendo y yo con el temor de pintarme y que de pronto llegue el temblor, pensar en que necesitamos comprar silbatos y cargarlos con nosotros siempre, poner uno bajo la almohada y otro bajo la cama, por si quedamos atrapados que nos puedan escuchar, ponerte a pensar en que amas el cine pero la mayoría de las salas de cine se encuentras en el último piso de los centros comerciales, escuchar que a pesar de que no has querido inculcarle religión alguna a tus hijos, tu hijo de 8 años te diga que sintió el temblor tan fuerte que pensó que algo podría haberte pasado, que te cuente como junto sus manos, mientras le pedía a Dios porque tu estuvieras bien, escuchar de las personas que han perdido todo y saber que puedes darles un poco, compartir con ellos la fortuna de estar vivos con algo de comida, es una forma de agradecer al universo por estar bien, es una pequeña muestra del aprecio que tenemos hacia todos. Se siente bien estar vivo, se agradece tanto por tener a los nuestros con bien, da infinita tristeza enterarse de los que no lo lograron, de los que perdieron todo, somos fuertes, no los conozco, he escuchado de casos por los grupos a los que pertenezco, me sumo a sus oraciones por su descanso y la resignación de los que los aman, me acongojo con las historias, me lleno de gratitud y también de esperanza con tantas historias de personas buenas, de personas apoyando, ayudando, siendo humanos, dejando de lado lo que nos desune, luchando por rescatar esta hermosa ciudad, esta ciudad que tanto amo, la que me vio nacer  y también a mis niños, la única que conocen y la que me ha dado tanto, la verdad me encanta vivir aquí, aquí esta mi familia, mis amigos, aquí estudie, aquí he trabajo, he aprendido, he conocido y siento que no la acabo de conocer, mi hermoso defectuoso, la chilangolandia de mi corazón, espero de verdad que todo mejore, soy una simple mujer sin mucho que dar, no soy escritora de poemas, no soy arquitecta, no soy alguien importante que mueva masas, sólo velo por mis hijos cada día, soy una mujer que prefirió dejar su carrera de Trabajo Social y ahora que se solicitaban trabajadores sociales se arrepintió por un instante de no estar activa profesionalmente para ayudar a otros, estoy segura que nos vamos a recuperar de esto, lo sé porque me toco el sismo del 85 y lo logramos, como sociedad lo hicimos y estoy segura que lo volveremos a hacer. 
Agradezco a las personas que han hecho Reiki por mi y mi familia. 
Esto tal vez lo escribo para mi. Para sentirme mejor y algún día leerlo y saber que el miedo paso, que seguimos viviendo y que estamos bien. Así lo espero. 

viernes, 8 de septiembre de 2017

De temblores y te extraño...


Recuerdo el temblor de 1985, recuerdo que fue algo feo y que años después seguía sufriendo con cada temblor, algo que también recuerdo es a mi papá llegando a casa lleno de polvo, años después que platicábamos al respecto me contaba como iba caminando por la calle de Artículo 123 cuando comenzó a temblar y después los edificios comenzaron a caer, la gente corría y él solamente podía pensar en regresar a casa y cerciorarse de que estábamos bien, uno cree entender muchas cosas de la vida, pero definitivamente vivir un temblor con hijos y sin hijos es diferente, sentir que no puedes protegerlos, sentir que tal vez moriremos todos en cualquier instante, vivimos una fuerte experiencia como familia, me lamente no haber intentado bajar del edificio, nos quedamos hasta arriba, en el quinto piso y deseaba que fuera una falsa alarma, pero cuando comenzó a moverse todo sentí horrible, esa sensación de querer llorar pero a la vez saber que debes ser fuerte y valiente, dar apoyo a tus hijos y a tu familia, alejar los malos pensamientos, el temblor duro tanto que sentía que nunca acabaría, tuvimos que apagar la luz porque se escuchaban los cables a punto de hacer un corto circuito, prendimos la luz del celular, se escucho un fuerte ruido, algo se rompió, por un instante pensé que eran las ventanas y que el edificio iba a colapsar, lo bueno que fue el espejo que teníamos en el pasillo y las ventanas están bien, ese temblor del 85 me dejo traumada, recuerdo una compañera de la escuela que después del temblor nunca regreso a la escuela, años después me enteré que había muerto, siendo niños es raro que uno no alcanza a dimensionar, sabes que es algo fuerte, pero recuerdo estar jugando en la noche en la calle, justo en el momento de la replica, ahora así veo a mis niños, jugando tranquilamente, mientras yo sigo pensando que pudimos haber muerto, agradeciendo por estar vivos y extrañando enormemente a mi papá, escuche que una vez le dijo a mi esposo "yo tengo 65 años y sigo extrañando a mamá", se lo dijo justo cuando mi esposo perdió a su mamá, y ahora yo estoy aquí deseando que mi papá me consolara, que me diga que todo va a estar bien, que no me preocupe, que con un abrazo curara todo lo que tengo mal, no es que no tenga una familia en quien apoyarme, los tengo, los amo, ayer nos abrazamos los cuatro muy fuerte, nos dormimos juntos y aún así deseaba que en cualquier momento llegara mi papá y me dijera alguna de sus frases y que tranquilizara mi alma y mi corazón. Ni modo, ya no pasará, lo bueno es que tenemos vida y no nos queda de otra que continuar. 

Mil gracias por leer. (Sólo para desahogarme) 

lunes, 4 de septiembre de 2017

El día que todo cambio...

Quiero registrar esto para la posteridad. 

Era una lluviosa tarde de verano del año 2017, nos encontrábamos a 17° centígrados, mi hijo tenía cita con el doctor y le pedí se cubriera con una sudadera, bajo con una chamarra caliente, de plumas de ganso, saliendo del doctor moría de calor y me pidió quitarse la chamarra, no accedí porque llevaba únicamente una ligera playera abajo, me imagino que iba sudando de su espalda porque al pasar por una esquina se recargo en la pared a manera de rascar su espalda, me dio mucha risa y le dije que parecía un oso rascándose en un árbol, la verdad esperaba una risa, una carcajada, o tal vez un "Mamá no me compares con un oso", pero a cambio recibí un "Mamá no digas eso en voz alta que me avergüenzas", en mi cabeza retumbaba "Me avergüenzas, güenzas, güenzas, güenzas" (Léase con tono de eco), no podía creer que mi hijo de 8 años me haya dicho eso, pensé que se comenzaría a avergonzar de su madre al entrar a la secundaria, o algo así, llegando a casa no me pidió un cuento para dormir, pensé que ya no me necesitaba cuando dijo "Mamá mañana me ayudas (hacer una pausa en el ayudas porque una alegría sonó en mi cabeza al saber que mi niño me necesita, y continuó), quiero hacer un canal de YouTube y grabar vídeos", prometí ayudarle y se fue a dormir, en cuanto termine de escribir esto buscaré una lampara y una lupa para explorar su pecho y sus axilas en busca de vellos o su cara en busca de bigote, mientras sufro al darme cuenta que mi niño esta creciendo muy rápido y todavía no encuentro la forma de detener el tiempo. 

Mil gracias por leer.