Sin pecar de narcisista me considero una mujer inteligente y que busca lo mejor para sus hijos. Pero saben? también me equivoco, y mucho, la mayoría de las veces no me doy cuenta, la mayoría de las veces creo hacer lo correcto, porque repito quiero lo mejor para mis hijos y sé que muchas mamás lo hemos hecho mal y desgraciadamente hemos echado a perder hijos por generaciones, por conductas aprendidas que repetimos o bien en nuestro afán de hacer lo contrario terminamos equivocándonos también, porque ser madre y padre es de las cosas más difíciles que existen, que bueno que a algunos les parezca fácil o no les cause conflicto las generaciones que estamos educando, porque al educar a nuestros hijos educamos un poco a nuestros nietos, un poco a nuestros bisnietos y así sucesivamente, es un gran compromiso, no me cabe duda, por lo mismo muchos prefieren ignorarlo, y ser padres “como salga, como caiga, como hicieron conmigo o como dios decida”, pero sin meterme en temas religiosos nosotros somos los responsables, de todo, que nuestros hijos saluden, que digan “gracias”, somos responsables de tanto, claro que también habrá una edad en que ellos deberán ser responsables y no podemos seguir culpando a nuestros padres de que ellos no nos enseñaron eso, o de que ellos no nos dijeron, NO, simplemente debemos madurar y afrontar nuestra realidad actual, y adaptarnos a esa realidad, la realidad que implica aceptar que los tiempos cambian, que podemos enseñar nuevas cosas, que podemos crecer sin golpear, aceptar que lo podemos hacer mejor, romper patrones y además de todo buscar ayuda si es necesario.
Todo este rollo es mi experiencia, en mi afán de ser buena madre estaba haciendo muchas cosas mal que no veía, cosas tan simples como darme cuenta que mi hijo tenía mas hambre, pues claro que me daba cuenta, soy su madre, y no esperaba a que me pidiera las cosas, le servía más comida antes de que me la pidiera, o bien si veía que se estaba estirando para alcanzar algo, lo que sea, yo me estiraba y se lo daba, pero no le preguntaba si quería algo, no esperaba a que él pidiera ayuda y yo creía que lo hacía bien y en serio no daba cuenta del mal que le hacía a mi hijo, y ahora a sus casi nueve años le cuesta trabajo expresarse porque espera que los demás le ayuden a hacerlo. Esas pequeñas cosas me han hecho llorar, y sentirme la peor madre del mundo, sin exagerar, así me he sentido, pero también me han hecho levantarme y buscar ayuda, aceptar que me digan que me he equivocado, volver a llorar porque odio equivocarme, pero así es la vida y no soy perfecta, no existen las madres perfectas, que bueno que muchas mamás lo hacen mejor que yo, me alegra que mi hijo crezca en un mundo donde pueda aprender de sus amigos, lo malo es que algunas se pasaron en eso de “enseñarles” a los hijos y se saben expresar bien pero algunos también aprenden a mentir y cuando tienen un problema y les preguntan El Niño que se sabe expresar, que se sabe defender termina siendo el bueno y el otro niño no, El Niño que no sabe explicar termina llorando porque no le creen y todos piensan que es un “llorón” y qué tal vez quiere “chantajear” con el llanto, solo tu que eres su madre sabes que no es así, pero no sabes cómo ayudarlo, no puedes ir y explicar tu las cosas, aunque quisieras, sabes que debes seguir dando herramientas a tus hijos para que lo hagan mejor y que lo hagan bien estando tú o no estando tú para apoyarlos. Y es difícil...
Saben siempre sentí que me hizo falta más atención de niña y un día decidí que el día que tuviera hijos les daría toda mi atención, pero me equivoque, bien dicen que a los hijos ni todo el amor ni todo el dinero. O algo así.
Pero claro que en mi casa hay reglas y mi hijo no es un inútil, si, tenemos malos hábitos, pero lo instó a que guarde sus juguetes, que levante sus cuadernos, su ropa sucia, que ayude a poner la mesa, siempre tratando de hacerlo responsable y no darle todo, pero en serio, en ocasiones no vemos qué hay cosas que estamos haciendo mal y que podemos cambiar. Yo creía que estaba bien y podía justificar a mi hijo diciendo que es tímido o que los demás son malos o abusivos, pero la realidad es que debemos hacernos responsables y pues si, me hago responsable de lo que estaba haciendo mal y ahora estamos trabajando para cambiar esas pequeñas cosas, al final, el mundo, la vida, están hechos de esas pequeñas cosas, de las cosas que creemos insignificantes y que marcan de manera impresionante. De miradas, de cerrar la puerta, de caricias, de decir gracias, de un atardecer, de levantar un plato sucio, de detenernos a mirar el aleteo de una mariposa, de saludar en la mañana con un buenos días a nuestros hijos, de la sonrisa de nuestro hijo al vernos llegar al festival escolar, son pequeñas cosas que hacen las grandes y maravillosas cosas, así que veamos todo.
Estamos ya a un año de terapia con mi hijo, nos ha ayudado mucho, pareciera que no y que vamos lento, pero cada niño es diferente, me ha costado aceptar mis errores y también aceptar que mi niño necesita terapia, porque siempre he sido de la idea que la culpa es siempre de los papás y me he sentido culpable, me he sentido responsable y cuesta mucho aceptarlo. Sin embargo ahora lo puedo decir en voz alta sin sentirme mal, sin sentir que soy la peor mamá del mundo.
Soy responsable, me equivoque y no soy la peor mamá del mundo.
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