He compartido esta historia en mi página de FB y también con algunos amigos, tal vez no son muchas las personas que me leen, pero para mi es importante dar a conocer este caso, conozco personalmente a Isha y aunque muchos digan que no puedes conocer a alguien que has visto pocas veces lo cierto es que el amor no se puede ocultar, la he visto convivir y cuidar a sus hijos, he visto el amor que les profesa en cada mirada y en cada caricia, me toco escuchar el amor en cada palabra, palpar su amor de madre que es imposible ocultar o fingir, he platicado con ella sobre la crianza respetuosa y además estoy convencida de que ningún niño debería pasar por una separación traumática y obligada como en este caso. Tengo la seguridad de que Nico y Sophie extrañan a su mamá, es triste que las leyes no puedan hacer nada al respecto, es frustrante que se utilicen de esta forma a dos pequeños. Espero que aquellos que son creyentes puedan elevar una oración porque Isha y sus hijos pronto puedan verse y también que puedan dar a conocer este caso, el apoyo moral también es valioso.
A mis hijos que hoy no están… por Isha Oropeza
El pasado 19 de octubre me despedí de ustedes en el pasillo de la casa, irían a la escuela y ese día Sophie volvió para darme un gran abrazo, nunca imagine que sería la última vez que los vería. Me aterra que piensen que su mamá los abandonó, desde que vi sus cajones de ropa vacíos no he hecho más que buscar ayuda, día a día, minuto a minuto.
No puedo comprender el nivel de egoísmo de su padre y no pienso quedarme callada, ya no más. No puedo entender sus razones, porque ninguna de ellas sería válida para que una madre como yo no pueda estar cerca de sus hijos. Al principio llamaba todo el tiempo al padre pidiéndole que me dejara llamarlos, que era una crueldad, que me dejara verlos y él siempre me colgaba el teléfono.
Los he buscado con sus abuelos, con sus tíos, primos y ninguno es capaz de responderme una llamada o un mensaje.
He hecho filas interminables en el DIF, en Derechos Humanos, en asociaciones feministas, nadie puede hacer nada porque la patria potestad, guardia y custodia aún no estaban definidas, el padre actúa como delincuente pero no puede considerárselo tal pues es el padre de los niños. A cambio me pide que firme un convenio donde acepto que estoy “loca” y que no puedo hacerme cargo de mis hijos por tener depresión. En su convenio sólo podría verlos dos horas a la semana con una persona vigilando. No accedí a firmar tal cosa y mis hijos están siendo usados como rehenes, como monedas de cambio y ellos son mucho más que eso.
Yo los bañaba a diario con la misma música que les ponía cuando estaban en mi panza, los peinaba, les ponía sus pijamas, la nena aún dormía conmigo las dos abrazadas muriendo de calor y sudando, Nicolás siempre me pedía “Mami me cantas esa canción donde dice que estás hecha de pedacitos de mi”.
‘Fue un abrazo de tu amor con guantes,
con sonrisas que me regalabas,
el saber que sin ti no soy nada,
yo estoy hecha de pedacitos de ti.
de tu voz, de tu andar,
de cada despertar,
del reír, del caminar,
de los susurros de abril,
del sentir, del despertar,
aunque la noche fue gris,
del saber que estoy hecho
de ti…’
La casa la he convertido en mi lugar de rehabilitación, me compro flores casi todos los días, salgo a buscar trabajo, hablo con amigos, abogados, voy a tribunales, explico una y otra vez lo que ha pasado…
El padre dice que estoy en depresión y que eso me impide cuidar a mis hijos, dice que soy alcohólica y que me drogo. Estoy en la mejor disposición de someterme a cualquier clase de estudios psicológicos y de sangre para comprobar lo contrario, él miente y lo sabe.
Estos últimos seis años me he dedicado por completo a cuidarlos, a llevarlos diario al parque, a la escuela, a fiestas infantiles, éramos los más felices juntos hasta que el padre decidió vengarse de mi porque salía con alguien más. No tengo nada que ocultar y las razones que tiene al momento ninguna es válida para lastimarnos de esta forma.
Agradezco a todos aquellos que me han ayudado, desde los médicos que no me han cobrado nada, hasta los amigos que me invitan a comer a su casa, las llamadas interminables de madrugada cuando yo lo único que hago es llorar, a aquel grandioso hombre que ha pagado mi abogado, a todas y todos muchas gracias.
Hace unas semanas el padre suspendió mi celular, luego vino a casa a llevarse el cablevisión, el teléfono, el internet. Semanas antes se llevaba la cámara fotográfica con la que yo esporádicamente trabajaba. No puedo imaginar la inestabilidad emocional en la que vive, ahora dañando a nuestros propios hijos.
Espero pronto encuentre la paz que tanto le hace falta, algo de sabiduría y compasión por el sufrimiento en el que estamos siendo sometidos.
Quiero, mis niños, que sepan que los amo más a que a nada en este mundo, con todo mi corazón, que no hay momento en el día en que deje de adorarlos, no hay día en el que no llore por ustedes y repaso mil veces un encuentro, sus abrazos y cuando corran a mi gritando “mami”.
Tienen una gran madre que no piensa rendirse ni renunciar a ustedes, no sin mis hijos. Lamento tanto que tengamos que pasar por todo esto luego de seis años de abusos, a veces parece que esto no llega a su fin, pero llegará.
Me armo de fuerzas para lo que venga, que una madre mueve el mundo con tal de ver a sus hijos. Los extraño, los pienso y los amo con todo mi ser.
Isha Oropeza
Tw @isha_oropeza
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